Dis-semillar es dejar que las imágenes se dispersen de acuerdo a sus virtudes y sus contenidos.

Atendiendo a los riesgos y bondades que tiene la dispersión, aquí presentamos una opción para el desarrollo de un archivo en reciprocidad.

De la Huerta hemos aprendido que una semilla es un vector de saberes colectivos; queremos hacer de la imagen -de un mundo rural- un vector de experiencias colectivas, activas, circulantes, para que germinen en nuevas experiencias creativas e investigativas.

La Huerta es un campo donde han sucedido y suceden acciones colaborativas de Intercambio, circulación y reciprocidad y de ahí que la dis-semillación será un campo de archivo de imágenes para que circulen y activen la imaginación; de esta manera buscamos dar continuidad a la revelación de una imagen de sí.


Un devenir en prácticas del archivo: de la biblioteca a la semilloteca

 Hacer un archivo a partir de la imagen estableciendo múltiples ‘zonas de contacto’ (Haraway) deriva de una investigación en el arte sobre las prácticas de la vida cotidiana en el contexto rural. Recolectamos un material que conecta acciones, imágenes y reflexiones en dimensiones temporales y espaciales. Nos centramos en una concepción del arte como eje de relaciones sensibles en los encuentros con una comunidad campesina a la que convocamos a interactuar alrededor de una Mesa instalada en medio de la Huerta. Allí, los temas y sus imágenes se comparten en una experiencia instalativa que ha ido dejando un material documental para continuar siendo compartido.

El arte colaborativo, centrado en prácticas hortelanas como ejes estructurantes de los encuentros, permitió que las operaciones con la fotografía, los audios, los videos y los textos dibujasen un horizonte de la memoria y el territorio.

La metodología, guiada por los criterios de intercambio, reciprocidad y circulación de relatos, procesos y acciones ha puesto al descubierto las huellas, voces, memorias y costumbres rurales que habitan el territorio. 

Los documentos que derivan de esta metodología se proponen como operadores  del archivo y en reciprocidad a la comunidad como una imagen de sí.


Signos, gestos y huellas. (de la superficie textual al suelo de cultivo).


Signos y gestos en circulación e intercambio, (La reciprocidad en las imágenes)


Cuerpo y memoria - territorio y semillas.

 

Del mercado a la contabilidad: las prácticas del intercambio pasan por el cuerpo, la memoria y el recuerdo


Naturaleza y cultura, trabajo compartido en la producción


Los sentidos interactúan: el tacto, el gusto, el oído, la visión, el olfato...

 

El gesto y la mirada.

El retrato capta una imagen y la comparte, es ” forjar su existencia dentro del crisol de un mundo de la vida compartida. [...] no está dada desde el comienzo, como una condición a priori, sino que emerge como una realización productiva -una en la que por lo demás tienen que seguir trabajando continuamente a lo largo de toda la vida-, sin nunca llegar a una conclusión final.”  Tim Ingold, La vida de las líneas (2018), p167 ediciones Universidad Alberto Hurtado, 2018